



Para ellos, el verde del jade representaba el agua, la lluvia, el bosque, el verdor del campo y todo lo que ello significaba. El jade era símbolo de la vida y la transmutación de la muerte. Ninguna otra piedra era tan sagrada y venerada. Los objetos de jade eran motivo de adoración en ceremonias, sacrificios rituales y entierros. Poseer y lucir jade era también símbolo de prosperidad, posición y poder entre los antiguos mexicanos y el jade de mejor calidad se reservaba sólo para ricos y nobles.
Los olmecas fueron los primeros en reverenciar el jade.
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